domingo, 28 de agosto de 2011

Llegada de peregrinos a los centros de acogida

Días previos, todo carreras: las mochilas, las duchas, los desayunos, el espacio, los carteles, la limpieza, quitar pintadas, voluntarios para dormir con los peregrinos, nos da tiempo, no nos da tiempo, si nos da tiempo, que no, finalmente todo preparado.
Martes 16 de agosto: llegan 19 autobuses con peregrinos, los cinco que llegan a nuestro centro no pueden parar en la calle. Van a buscarlos a la calle paralela, vendran caminando. Estamos a la puerta esperando y...
El ruido de las maletas rodando por la calle, empieza a asomar una 'columna', la calle empieza a llenarse, se llena, se llena, no terminan de llegar. ¡Dónde vamos a meter a todos estos peregrinos! Una horda de peregrinos, otra horda, otra horda... ¡Claro, si es que son 500! ¡No, no, este es el primer grupo, son 280!
Vienen cansados, 'acalorados', les agrupamos en el patio, queremos hablarles, nos ceden un micrófono y, el primer silencio que llama la atención. Protestan a su manera por las normas que leemos, dejamos de leerlas, es obvio que las conocen y van a respetarlas.
Vamos acomodando a los grupos, quieren ducharse, algunos optan por el manguerazo con la 'sistola' o la 'cana', mejor que las duchas que tienen poca presión, empiezan a establecerse lazos muy rápidamente.
Los sacerdotes esperan pacientemente un lugar donde descansar. Personas con necesidades concretas esperan una casa de acogida, preguntas, respuestas, en general, buenas palabras, buenas caras, buena adaptación.
Quieren cenar, el jefe del grupo ha ido a por los cheques del peregrino, no llega.
Entre tanto otro grupo llega, se acomoda. Otro grupo, se acomoda...
Algunos nos vamos a descansar, otros voluntarios y colaboradores no han terminado, ellos contarán su experiencia de este día.

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