viernes, 2 de septiembre de 2011

EXPERIENCIA DE ACOGIDA DE UNA FAMILIA DE LA PARROQUIA

 
No podemos hacer nada que no sea dar gracias a Dios por lo vivido.
Sabíamos que nuestra participación como familia era la acogida de peregrinos. Ofrecimos dos plazas a nuestra parroquia. Nuestro querido párroco nos preguntó varias veces si seguíamos dispuestos y cuál era nuestra capacidad... El día que fuimos a recoger a los dos sacerdotes que esperábamos... habían cambiado por cuatro chicas, de la diócesis de Cerdeña. Nunca seremos suficientemente justos para agradecer a Dios y a nuestro párroco los bienes recibidos. Es difícil concretar en pocas palabras. Yo diría que el "romper el hielo" no  fue necesario. Partíamos del punto común de amor a Cristo y a la Iglesia, que se hizo realmente universal esos días. Nuestras Rapazas dijeron desde el primer momento que yo sería la mamma y Javier papá. Así nos tratamos los días que compartimos. Solo pensando que  "bendito es el que viene en nombre de Señor" esto se puede entender.Hemos sido muy afortunados por esta vivencia. Mi hijo estaba en Cuatro Vientos a pocos metros de ellas. Estaban pendientes de él... y él de ellas. Realmente se habían convertido en nuestras hijas en pocas horas de convivencia. ¿Quién lo entiende???? Para mi sólo el sentido de la Iglesia universal y Dios hecho carne. Mi hijo es un adolescente de 13 años que sabe que ha vivido algo especial. Solo dice con una sonrisa de oreja a oreja, que fue "guay" y que esto merece la pena. Está claro que no se trata de imponer dogmas, sino de proponer algo que llame a su corazón, y creemos que esto ha sido un punto de inflexión en su vida y en la nuestra. 
Echamos muchísimo de menos a nuestras ragazzas, y sabemos que ellas nos esperan en Cerdeña. 
El día que se marcharon, no pude hacer más que dar gracias a Dios... y a nuestro párroco por tanto bien recibido. Muchos amigos nos preguntan ahora por esos días. Nuestro Bien se hace Bien para muchos.
"Dios es providente". Esperábamos la llegada de nuestras "hijas" cada noche para poder compartir con ellas lo vivido en el día y charlar sobre nuestras vidas, las suyas, y la grandeza del Amor de Dios con nosotros.
Lejos de sentimentalismos temporales, pedimos al Señor seguir este camino de aprendizaje con los que estáis por delante de nosotros y  nos enseñáis con vuestra vida lo que es la auténtica alegría de sentirse Amados.

Con María, damos gracias a Dios.
Un abrazo a todos.
Cova, Javier, Edu y Alvaro.